Sobre “El Arte de la Guerra” y el “Libro de los Cinco Anillos”-Nota II

Sobre “El Arte de la Guerra” y el “Libro de los Cinco Anillos”-Nota II

El autor del libro de los Cinco Anillos, Miyamoto Mushashi fue lo que podríamos llamar un duelista.
Esa figura de las películas de Hollywood que conocemos a través de historias que hablan de D’Artagnan y los mosqueteros.
Mushashi se relata a si mismo diciendo que a los trece años (! si a los trece años ¡) había tenido su primer duelo y por lo que la historia relata fue ganador. Lo que significa que su entrenamiento comenzó en la temprana edad en la que nuestros niños (por ejemplo mis seis hijos) fueron a la escuela primaria.
Este hombre notable fue Samurái o Bushi. El primer término parece tener la traducción de “servir como ayudante” por lo que colijo significaría algo así como MERCENARIO o GUARDAESPALDAS.
Un término pequeño y poco descriptivo para estos notables hombres que dedicaron su vida a meditar y entrenar su cuerpo en el combate cuerpo a cuerpo, en el que la propia vida salvada era menor premio que derrotar a un adversario  digno.
   Los propios guerreros se llamaban a sí mismos BU SHI y parece que tiene raíz en la lengua china y debe ser interpretada como selecto grupo armado o aristocracia armada.
Mushashi vivió en el periodo conocido como Era Tokugawa o Era Edo y cuya característica principal en referencia a los guerreros samurái es que se obligo a sus contratantes, esto es los barones, a reducir el tamaño de sus tropas
 Esto origino un fenómeno conocido ampliamente en la actualidad: La desocupación.
Tokuwaga fue el Sho gun (dictador militar) que comenzó no solo con esta era de eliminación de ejércitos samurái sino que fue quien comenzó con el asilamiento de Japón del mundo. Algo que daría letra a nuestros papagayos liberales siempre preocupados por si la Argentina se aísla del mundo.
Cuando Miyamoto prologa su libro Los cinco Anillos dice:
Soy Shinmen Musashi no Kami, Fujiwara no Genshin, guerrero nacido en la provincia de Harima, de sesenta años de edad…
…. Tenía trece años cuando tuve mi primer duelo. En aquella ocasión gané a mi adversario, un maestro de artes marciales llamado Arima Kihei,
Refiriéndose ya a su trabajo dice:

Distinguiendo cinco campos, para explicar sus principios en secciones individuales, he escrito este libro en cinco manuscritos, titulado Tierra, Agua, Fuego, Aire y Vacío.
Es decir los títulos de los manuscritos son considerados categorías no solo del Universo, sino principios a través de los cuales se puede explicar y cuando menos clasificar las ideas  y los resultados de los hechos.
Lo que me sorprende con el asombro de un niño es esta afirmación:

En la ciencia de las artes marciales, el estado de espíritu debe seguir siendo el mismo que en la vida cotidiana; lo mismo que cuando practicáis las artes marciales, no permitáis que haya ningún cambio: con el espíritu abierto y directo, ni tenso ni demasiado relajado, manteniendo la mente centrada de forma que no haya desequilibrio, relajad tranquilamente vuestra mente y saboread totalmente ese momento de tranquilidad, de forma que la relajación no se detenga ni siquiera un instante.
¿Puede uno plantearse que se prepara para pelear en un combate diciendo que el espíritu debe estar abierto y el ánimo no debe estar tenso ni demasiado relajado?
Mantener la mente centrada parece un consejo obvio. “Be focused” es el clásico consejo en la consabida lengua.
Pero esto no lo dice un ganso gesticulando en Internet sino un hombre que se batio a duelo por lo que consideraba su honor y en cada cso puso lo que nuestra sociedad actual no nos solicita: el cuerpo.
Quiero aclarar que nuestra sociedad no nos solicita el cuerpo pero si lo hace con el alma, El orgullo y la dignidad

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